domingo, 12 de julio de 2009

Política y fútbol


Cuando se mezclan la política y el fútbol, dos mundos donde abundan los personajes mas oscuros, suelen pasar cosas como las recientemente ocurridas en Valencia.
Se graban conversaciones, cosa muy común en política; recuerdo las de Zaplana, las de la trama de espías en Madrid y la mas reciente del molt honorable, y algunos personajes quedan con el culo al aire.
Rafael Blasco Castany, de los Blasco de toda la vida, es un personaje curioso.
Desde 1983 ha pasado por siete consellerías, dejando su huella en muchas de ellas, y compatibilizándolo con diferentes cargos en su partido (político, no de fútbol), así como en varias fundaciones.
Pero lo mas curioso, para los que no lo sepan o recuerden, es que de esas siete consellerías, las dos primeras fueron con el PSOE de Joan Lerma y las otras cinco con el P.P. de Zaplana primero, y después de Camps, lo cual demuestra su habilidad innata para cambiar de chaqueta y para nadar entre dos aguas.
Su paso por la anterior consellería, la de sanidad, generó múltiples acusaciones de la oposición, desde la presunta manipulación en las inauguraciones de centros de salud, en las cuales habían, por decir una cifra, cincuenta empleados cara a la prensa, que se quedaban en menos de la mitad en el momento de su apertura al público, pasando por sus desatinos, sus despilfarros en publicidad y por sus extrañas adjudicaciones de obras, así como el incremento desmesurado de casi todos los presupuestos iniciales de obras y servicios.
Tal vez por eso, apenas estuvo doce meses en sanidad, pasando rápidamente a Inmigración y Ciudadanía, consellería con un presupuesto mucho menor.
No voy a seguir con esta biografía porque sería muy tediosa y porque para eso ya esta Google.
Dicho todo esto y dada una pincelada del personaje, vamos con la famosa reunión pirateada.
Aunque Blasco lo negó en un principio, posteriormente no tuvo mas remedio que reconocer la existencia de la reunión, pero siguió mintiendo sobre su contenido y su papel en ella, sobre todo en lo que se refiere a que su presencia allí era a título particular y no a su cargo de conseller del gobierno de Camps, ya que alguna frase lo delata.
Puso a caer de un burro y rajó tanto de Llorente como de Olivas, este último puesto en la presidencia de Bancaja por Camps.
Reconoció que hay una crisis en el gobierno valenciano por el tema de los trajes.
No le autoriza a Soriano a que haga uso de esa conversación, pero si a que diga que está en contacto con las instituciones (O sea, Blasco es la institución).
Y acaba diciendo: "tampoco tenemos presión para decir más de lo que queremos decir. Parece que vayamos a la defensiva a justificarnos no se sabe muy bien de qué".
¿Por qué habla en primera personal del plural?
Vive Dios, como diría nuestra alcaldesa, que Blasco es muy amiguito del alma de Soriano, y seguramente lo quiere un huevo, y no es la primera vez que lo demuestra...
PD.- El comunicado de hoy de Dalport es de risa, y la convocatoria de una rueda de prensa para la semana próxima, también presupongo que será de risa.
Todo en esta operación sería de risa si no fuera porque están jugando con nuestro VCF.

4 comentarios:

  1. La presencia de los políticos entre bambalinas es la constatación de que el Valencia huele a podrido

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  2. LA política y el fútbol están condenados a convivir porque a menudo una se sirve del otro, y viveversa. Los poilíticos no dudan en capitalizar los éxitos deportivos y los futbolísticos en particular, y los clubes no dudan en acudir a mamá ayuntamiento o la institucuón que sea cuando tienen dificultadoes. Lo cierto es que el fútbol mueve a las masas, y el Valencia es una institución tan importante como la que más.

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  3. Para mí Soriano está esperando a ver si cobra los pagares de sus acciones.

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  4. La política y el futbol se parecen mucho. Y es que en ambas cosas se toca mucho las pelotas xDDDDDDDD.

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